lunes, 27 de mayo de 2013

El hombre del gato

Lo primero que me dijiste fue que tenías gato ¿Recuerdas? Un gato que te salió raro y al final tuvo gatitos. Y lo decías riendo quedamente con una sonrisa que empezaba en tu boca y subía hasta tus ojos pequeños, oscuros y vivaces.
Te gustaba hablar después de hacer el amor, y me abrazabas e inconscientemente rascabas mi nuca, y yo ronroneaba de puro placer.
Algunas veces creo que no sabías muy bien a quien de las dos acariciabas, cuando ensimismado nos pasabas la mano por el lomo, y nuestra piel se erizaba y nos quedábamos muy quietecitas, sintiendo.
Desde que no estás, vagamos por la casa buscándote, habitación por habitación. Desconcertadas, tratando de entender.
Y nos enroscamos en el sofá con la mirada prendida en la puerta.
Volverás.
Lo sabemos.
La gata y yo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario